¿El lobby va siempre contra la ética?

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¿Cómo diferenciar el lobby de la incidencia en el ecosistema innovador?

Por Germán Stalker

En el artículo anterior, nos preguntamos si un investigador puede ser el CEO de la startup que crea a partir de la tecnología que desarrolló. Éste es uno de los interrogantes habituales en los entornos innovadores que se vincula con las reglas de juego. Pero no es el único.

En un ecosistema innovador con cambios permanentes en los flujos de personas, información y bienes surgen con frecuencia dilemas sobre intereses y reglas de juego. La innovación es un ámbito en el cual el desafío del status quo se combina con actividades de promoción e influencia de un modo particular. Las prácticas de incidencia ¿son jurídicamente reprochables? Si así fuera, ¿en qué casos? ¿Cuándo el lobby se diferencia de la incidencia?

La práctica del lobby es una situación en la que el interés particular o sectorial busca influir en el proceso de toma de decisiones públicas.

En sí misma pareciera no ser una conducta censurable éticamente. Incluso, puede ser considerada una actividad natural de aquellos grupos de interés o de individuos que buscan de manera legítima producir ciertos efectos en una o varias personas para modificar las reglas de juego.

Sin embargo, se trata de un área de mucha sensibilidad, que en algunos casos puede ser reprochable. Cuanto mayor sea la cantidad de dinero que tenga una empresa, cuanto más grande sea su presupuesto, logra mejor acceso a los decisores estratégicos para definir una cuestión que le afecta. Las empresas que tienen más músculo tienen mayores chances de influir. Las cámaras, asociaciones o agrupaciones empresarias se constituyen para aumentar la capacidad de incidencia y defensa de los intereses de su sector. Por ello, tienen mayores chances de influir en la toma de decisiones públicas que cualquiera de sus integrantes por sí solos.

Por ello, es útil diferenciar el lobby de la actividad de incidencia. El lobby consiste en cualquier tipo de comunicación directa o indirecta con un funcionario público que se realice, gestione, o dirija con el fin de influir en la toma de decisiones públicas.

La incidencia se configura cuando determinada entidad realiza comunicaciones y representaciones en su propio nombre con el objetivo de influir en la toma de decisiones. Organizaciones de la sociedad civil, cámaras empresariales, centros de investigación, universidades, medios de comunicación influyen. También los individuos, sean académicos, periodistas o formadores de opinión. Expresan sus opiniones en democracia con el objetivo de intervenir en la decisión de un tema que afecta a la sociedad.

La incidencia en un debate con acceso igualitario, mediante la argumentación y basada en evidencia enriquece el debate y mejora la decisión final. A la vez, enriquece el proceso y fortalece la democracia como sistema de toma de decisiones esencialmente participativo.

Incidencia versus lobby

Fuente: Elaboración propia, en base a Transparencia Internacional (2017)

En cambio, la práctica del lobby supone que determinadas personas intentan canalizar y favorecer sus intereses particulares. Los lobbistas entienden la dinámica del poder que está detrás de una política pública y procuran proteger o favorecer su interés particular.

Cuando esa práctica se da en las sombras, o no es transparente, estamos en presencia de actividades ilegítimas. Cuando el lobbista tiene la intención de intercambiar de manera indebida su capacidad de influir sobre el decisor para que actúe de la manera deseada con un tercero a cambio de alguna ventaja, es tráfico de influencias (Transparencia Internacional, 2017). A diferencia de la práctica del cohecho, que busca excepcionar la regla y tiene un efecto inmediato, el lobby busca modificar las reglas con efectos de mediano y largo plazo.

La propia naturaleza sensible del lobby justifica la necesidad de su regulación.Por parte del Estado, sus funcionarios deben rendir cuentas de sus decisiones. Generar mecanismos de acceso a la información y  transparencia para que todos los actores puedan participar en condiciones de igualdad.

En el entorno innovador, el rol activo del Estado es clave. Pero, no es suficiente. La voluntad de todos los actores involucrados de tener un comportamiento ético es crucial. Garantizar reglas de juego claras e iguales para todos los jugadores es un desafío para las oficinas de transferencia de tecnología, los organismos científicos, las universidades, aceleradoras y startups. 

Propiciar un entorno donde el lobby y las decisiones sobre asuntos públicos se lleven a cabo de manera equilibrada, transparente y justa. Que todos los interesados tengan acceso por igual a los decisores y la misma capacidad de influencia durante el proceso de toma de decisiones, mejora la decisión final.

Si además de innovación, las startup incorporan programas de integridad en los que se regule el lobby pueden crear ecosistemas confiables basados en reglas de juego transparentes en beneficio de la comunidad innovadora.

Bibliografía

  • Access Info et al., 2015. ACCESS INFO EUROPE, OPEN KNOWLEDGE, SUNLIGHT FOUNDATION, TRANSPARENCY INTERNATIONAL, (2015) “International Standards for lobbying regulation. Towards greater transparency, integrity and participation”
  • ●       Harstad y Svenson, 2011, HARSTAD, Bard, SVENSON, Jacob, (2011) “Bribes, Lobbying and Development”, The American Political Science Review, Vol. 105, No. 1 (February 2011), pp. 46-63 Published by: American Political Science Association, Stable URL: https://www.jstor.org/stable/41480826.
  • Stalker, 2007. STALKER, Germán, (2007), “Participación Ciudadana en las Decisiones Públicas. La ley de Comunas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires: interrogantes y desafíos” Contraloría y Participación Social en la Gestión Pública, CLAD, Caracas, 2007.  Transparencia Internacional, 2017, 2017 “10 Principios Anticorrupción para Empresas Públicas”, LOS DIEZ PRINCIPIOS DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS PARA COMBATIR LA CORRUPCIÓN